Hace apenas dos meses, el 4 de febrero, participamos con una delegación de diputados europeos en una manifestación organizada en Colombia en contra de los secuestros perpetrados por las FARC. Ya en aquella ocasión invitamos a volver a vernos cada mes en la misma fecha para protestar contra los demás actores de la violencia.

Un mes después, el 6 de marzo, se organizaron de hecho manifestaciones en Colombia como en muchas otras partes del mundo en contra de los paramilitares. En varias ciudades europeas y mis colegas participamos en las marchas y pedimos que este esfuerzo tan valioso se repitiese el mes siguiente.

Hoy, el 4 de abril, estamos de nuevo en las calles y pedimos - con máxima urgencia - la liberación pacífica de Ingrid. Ya no le queda el tiempo de esperar más. Ingrid está al borde de la muerte. Ella tiene que salir ya de su cautiverio cruel, y con ella todos los secuestrados. Los familiares y amigos de todos ellos, torturados durante años por la falta de información sobre sus queridos, necesitan respirar. Su dolor tiene que terminar.

Si Ingrid muerte, los culpables son las FARC. Ellos están obligadas a liberar a una persona sufriendo de una enfermedad que trae la muerte segura, si no se le da un tratamiento inmediato de salud. Pero también hay que preparar las condiciones para la entrega. En este sentido saludamos el anuncio del presidente Uribe de suspender las operaciones militares, facilitando así una misión humanitaria internacional de rescate.
Esta suspensión es, desde luego, imprescindible para que la misión pueda tener éxito. En una situación de encierro militar, ninguno de los rehenes va a salir vivo.

Por esto y por todos los argumentos que hemos repetido desde hace años hacemos nuevamente un llamado a que se creen las condiciones para la inmediata liberación de Ingrid y para la adopción de un Acuerdo Humanitario que permita llegar a un desenlace pacífica de la situación dramática que está viviendo Colombia.